Harvest Moon: Jack's Adventure
  Capitulo 3
 

CAPITULO 3

Favores”


Jack se pasaba todos los días haciendo lo mismo, siempre hacia su rutina de regar, recoger el dinero de los peces del día anterior, pescar, poner los peces en la caja de ventas, luego dormir. También, saludaba a Popuri todos los días, pero no siempre a la misma hora ni en el mismo lugar. A veces, le costaba mucho encontrarla, pero esto no le impediría saludarla, pues la hallaba costara lo que costara. Ciertas veces que la veía en lugares raros o por los que Jack nunca pasaba, ella le preguntaba que qué estaba haciendo, solo por curiosidad, y en esos casos, Jack se ponía nervioso al no saber que responderle. Para esto, inventaba excusas como “me perdí” o a veces, “es un atajo”, pero decir esto lo perjudicaba, ya que ella pensaría que con ese sentido de orientación tan malo, no podía tener nunca una cita con él.

Haciendo éstas rutinas, a Jack se le pasó el mes muy rápido. Unos pocos días después de que comenzara Julio, Jack empezó a notar que sus nabos tenían un aspecto un poco raro. Por cada día que pasaba, los nabos se iban tornando de color café. El pobre de Jack no tenía ni idea de por qué ocurría esto. Tratando de encontrar un problema, se le ocurrió que quizás los había plantado en un mal lugar, así que fue a comprar otros, y esta vez, los plantó en un lugar diferente, alejado del anterior. Pasaron los días, y les pasó lo mismo, pero esta vez, con más rapidez que los otros.

 

-¡No entiendo que pasa! ¿Acaso la Diosa me ha maldecido? –Se dijo así mismo, muy alterado. En ese momento, un chica de pelo café y de ojos verdes que estaba paseando cerca de la granja de Jack, oyó el berrinche que estaba haciendo él en su granja, y también pudo saber cuál era su problema al oírlo gritar.

 

-Tu problema es que los riegas mal. Los debes regar cada tres días. –Dijo la chica, de manera presumida.

-¿En verdad? Vaya, los regaba todos los días.

-Pues estabas mal. –Dijo la chica, yéndose. Esto a Jack le pareció extraño, esa chica se había aparecido muy de repente a darle un consejo, y eso que él ni si quiera la conocía. La una explicación lógica de esto para él, era que ella había sido enviada por la diosa de la cosecha, o quizás, que ella era la mismísima Diosa. Como sus viejos nabos ya no servían, fue a comprar más semillas. Apenas las consiguió, fue corriendo a su granja. Jack, plantó las semillas, y siguió los consejos de aquella chica. Supuestamente, luego de una semana ya debería haber crecido, sin embargo, no había salido ningún brote aún. Como Jack estaba seguro de que no crecerían a estas alturas, escarbó para ver si estaban. Las semillas estaban allí, y todas tenían un pequeño brote, pero todos estaban secos. Al verlos, le llegó una idea de golpe: Sus nabos estaban cafés porque se habían secado, y la razón era muy obvia.

 

-¡Claro, los nabos solo se plantan en primavera! ¿Por qué no me había acordado?

 

Mientras Jack estaba otra vez haciendo berrinches, la misma chica de antes lo escuchó, y fue a ver cómo le iba con sus nabos. Se acercó a Jack sin que este la oyera. Trató de ver los nabos, pero no los encontraba por ninguna parte.

 

-¿Qué pasó con tus nabos?

-Se secaron. ¿Sabes? Te habías equivocado, yo no los regaba mal, se habían secado porque es verano, y los nabos se plantan solo en primavera.

-¡Ja ja ja, lo que yo te dije era solo una broma! Pensé que tú ya sabías que se secaban en verano.

-¿De… broma? ¡Apenas empecé a trabajar aquí hace unas semanas, no debías haberme hecho esa broma! –Dijo Jack enojado, pero al parecer, la chica no le dio mucha importancia, pues se reía a carcajadas. Jack estaba tan enojado, que definitivamente se iba a vengar. Cuando la chica se calmó un poco, se fue de la granja. Jack, en cambio, fue al bosque, ya tenía planeada su venganza y para llevarla a cabo, tenía que recoger unas cuantas cosas del bosque. Como era verano, en el bosque habían crecido nuevas frutas, distintas a las de primavera. Del bosque se llevó muchas cosas. La mayoría de estas las vendió, otras se las llevó a su casa. De la despensa de su cocina, sacó una batidora. Dentro, puso un pescado, unas moras aplastadas y otras sin madurar, una planta rara que encontró quien sabe dónde, y una hoja de un árbol. Todo esto lo licuó en la batidora. Como resultado obtuvo un líquido de un color entre verde y amarillo. Un poco de este líquido lo guardó en un frasquito pequeño de vidrio, el resto lo tiró por el desagüe. La idea, era ponerle ese líquido a alguna cosa que la chica comiera, y si lo hacía, ella se enfermaría del estómago. El único problema que tenía era que no sabía cómo ponerla en alguna de sus comidas. Mientras esperaba alguna oportunidad, Popuri un día le mencionó sobre un festival, en donde la gente del pueblo donaba verduras para hacer una sopa en un caldera enorme. Cuando se termina de cocinar, se les sirve a todos los que habían asistido al festival. Esta era una perfecta oportunidad para que pudiera lograr su venganza.

Al llegar el día del festival, Jack fue uno de los ayudantes voluntariamente, puesto que no tenía nada que hacer, había llegado muy temprano. A medida que iba pasando el tiempo, empezó a llegar gente. Cuando se había llenado, comenzaron el festival. A la hora de servir la sopa, Jack se ofreció para ayudar. Esta fue su oportunidad para vengarse. De su bolsillo, sacó el frasquito de vidrio, y el líquido lo vertió en un plato con sopa. Esto lo hizo en un plato que podía reconocer por ser el único que tenía una machita amarilla. Cuando halló a la chica de la broma, le dio aquel plato con la manchita, luego, repartió el resto de los platos. Al terminar el festival, todos se fueron a sus casas. Jack, mientras se iba del festival, trató de buscar a la chica, pero no la encontró. Probablemente, se había ido muy rápido a su casa.

Al día siguiente, Jack continuó con sus labores de granja como todos los días, pues todo ese rollo de la venganza y la broma ya habían terminado. Como aún no tenía semillas de cultivos de verano, fue a comprar semillas a la florería. Iba caminado tranquilamente, cuando de repente, siente que alguien le agarra el brazo. Rápidamente, se da vuelta para ver quién había sido. La persona que lo había agarrado era Popuri.

 

-Ven, tengo que hablar contigo. –Dijo Popuri, en un tono muy serio. Popuri llevó a Jack hasta el lago de la Diosa. Al llegar, Popuri miró para todos lados, para verificar si estaban solos. Apenas había terminado de mirar, le dirigió la mirada a Jack. -¿Qué le hiciste a Karen? –Preguntó enojada.

-¿Eh? ¡Yo no le he hecho nada!

-¡No me digas que no, yo misma vi que le echaste algo a su plato en el festival de la sopa! Si vieras como está la pobre… ahora tiene dolor de estómago.

-Está bien, si, si lo hice, pero porque ella hizo que yo malgastara dinero en nabos, me dijo que los nabos no crecían porque los regaba mal, ¡Pero era por ser verano, y ella, sabiendo eso, me dio malos consejos! Según ella, era una broma, pero empecé a trabajar en esta granja hace poco, ¡Necesito comenzar bien!

-¡Pero hablé con ella, y me dijo que no lo hizo con la intención de que te lo creyeras, pensaba que tu ya sabías cual era el problema!

-Bueno… creo que tienes un poco de razón… ¿Cómo iba a saber ella que era mi primera vez cuidando una granja?

-¿Ya ves?
-Si… ¡Espera! ¿Le dijiste que yo le eché algo a su sopa?

-No, yo la conozco desde hace tiempo, sabía ya que si le decía lo que le hiciste, ella se podría vengar de ti peor de cómo lo hiciste tú.

-Y entonces… ¿Qué cosa puedo hacer como una disculpa?

-Pues… puedes cumplir unos cuantos favorcitos míos.

-Eso serviría más como una disculpa para ti.

-Mira, como tú hagas eso, yo le daré cosas a Karen para que se recupere.

-¿Y por qué no mejor se las doy yo?

-Si lo haces tú, empezará a sospechar.

-Bueno, haré los favores que me pidas. Si quieres, dame uno ahora.

-Bien. Quiero que riegues las flores de la florería esta noche. Quiero que lo hagas en la noche porque si mi mamá ve que tú lo haces, me castigará.

Jack aceptó la petición, prometiendo regar las flores. Para las ocho de la noche, ya había anochecido. A esas horas, Jack fue a cumplir el favor de Popuri. Aquella noche había una oscuridad inmensa, casi tan grande como la que había cuando ayudó a Elli. Como no había traído nada para alumbrar, no podía ver en donde estaba regando exactamente, así que para verificar en qué lugar estaban las flores, se agachaba y tocaba el suelo. Si sentía flores, regaba en ese lugar. Cuando le pareció haber regado todas, se fue a su casa a dormir.

Al día siguiente se despertó temprano, lo había despertado la curiosidad de ver en donde había regado. Al llegar al pueblo, Jack se sobresaltó, pues había regado muchas flores esparcidas por el pueblo, pero no había regado ninguna flor de la florería. Mientras observaba todas las flores, Lyla, la mamá de Popuri, al salir de la florería saluda a Jack, luego, se da cuenta de que las flores no estaban regadas. Apenas observo la falta de agua de las pobres plantas, volvió al interior de la florería, con un gesto de enojo en su cara. Jack, al verla entrar, se fue a su granja, para trabajar, sintiéndose un poco culpable. Después de retirar el dinero de los pescados, fue al bosque para pescar. Al llegar al río, sacó la caña de su mochila. Estaba a punto de tirar al anzuelo al agua, cuando notó que Popuri se aproximaba, y venía muy enojada. Al estar al frente suyo, se dio cuenta de que ella tenía su mejilla izquierda roja.

 

-¿Qué te pasó? –Preguntó Jack, apuntando a su mejilla. Justo al terminar la pregunta, Popuri agarró la mejilla izquierda de él, y tiró de ella. Fue bastante doloroso, pues tiró muy fuerte.

-¡¿Por qué hiciste eso?! –Dijo él, sobándose la mejilla.

-¡Para que sepas cuanto duele, a mi me han hecho lo mismo! –Dijo, molesta.

-Pero, ¿Por qué lo hizo? ¿Y por qué te desquitas conmigo?

-Mi mamá me regañó por no haber regado las flores. ¡Te dije que lo hicieras!

-¡Pues me dijiste que lo hiciera en la noche, pero estaba demasiado oscuro, no se veía nada!

-¿Sabes? Yo me iba a conformar con que regaras las flores durante unos cinco días, pero con lo que me provocaste, ¡No estaré satisfecha fácilmente!

Con estas palabras, Jack se asustó un poco.

 

-Bien, como primer favor, necesito que laves mi ropa.

-¡¿Qué?!

-¡Hazlo! Si no lo cumples, le diré a Karen lo que le hiciste.

-¡Yo no soy tu sirviente!

-Escúchame, por tu culpa me regañaron, y mi mamá nunca se enoja conmigo.

 

Con esto, Jack reflexionó un poco. Probablemente, para ella, un simple regaño era perder un poco de cariño de su mamá. Como sintió pena por ella, aceptó el favor. Popuri fue a su casa a buscar su ropa sucia, mientras Jack la seguía. Ella entró a su casa, mientras él esperaba afuera. Al salir, venía con una canasta llena de ropa.

 

-¿Toda esa es tu ropa sucia? Pareciera como si usaras la ropa de tres días en uno.

-Es que esta es mi ropa de la semana pasada.

-Pues, de todos modos es mucha. –Dijo. Popuri, enojada, le pisa el pie.

-Solo llévatela. ¡Ah, sí! Que ni se te ocurra echarle un ojo de más a mi ropa interior. –Dice, y le da la canasta. Jack se fue a su casa, y en el camino iba pensando en cómo lavar la ropa. Pensó que si alguien lo veía lavando ropa de chica se burlarían de él, así que decidió hacerlo en la noche, prefería pasar frio a pasar vergüenza.

Aquella noche, lavó la ropa de Popuri dentro de un viejo tarro que encontró en su establo. Se pasó casi toda la noche lavando la ropa sucia de Popuri.

Al día siguiente, despertó muy tarde. Lo primero que hizo al salir de su casa, fue tomar la canasta con ropa y llevarla a casa de Popuri. La ropa desprendía un agradable aroma. Al llegar a la florería, Jack golpeó a la puerta. Apenas dejó de tocar, Popuri abrió, y le quitó la canasta a Jack, luego, entró de nuevo, y volvió a salir, pero sin la canasta.

 

-¡Gracias por lavar mi ropa, la lavaste muy bien!

-Qué bueno que te gustó. –Dijo, sonrojándose.

-Pero… creo que lavar mi ropa no es suficiente.

-¡¿Qué?! ¡Estuve casi toda la noche lavándola, terminé muy cansado!

-Bien, si lo quieres así… supongo que te importa poco lo que Karen te haga, ¿Verdad?

-¡Bueno, está bien! Te haré un último favor, ¿Qué es esta vez?

-Verás, como mi mamá fue a un festival de flores que se celebra algo lejos de aquí, no estará en casa por tres días, por lo tanto, debo prepararme yo misma las comidas. Y, pues, a mi me complica mucho cocinar, así que necesito que en esos días, tú lo hagas.

-¿No crees que estás exagerando con esto? Prácticamente soy tu mayordomo.

-Si no lo haces, le diré a Karen que…

-¡Bueno, lo haré! –Dijo, enfadado. Justo cuando Jack dio media vuelta para irse, Popuri, un poco sonrojada, le pidió:

 

-Jack, ¿Puedes hacerme otro favorcito pequeño?

-¡Ah! ¿Qué es ahora?

-Es que… esos tres días… yo estaré sola… y me preguntaba si… ¿Tú podrías estar conmigo en esos días? ¡Si no quieres no lo hagas!

-¿Te refieres a que me pase todo el día en tu casa?

-Mmm… bueno… me refería a que estés cuando tenga que comer y dormir…

-Si tú quieres, yo lo haré. –Dijo, emocionado.

-¡Gracias, Jack! –Dijo ella, feliz.

 

Para Jack, este favor era el mejor que le había pedido, no le importaba prepararle todas sus comidas con tal de estar con ella todo el día.

Aquella noche, Jack se preparó para ir a la casa de Popuri, llevando un poco de ropa. Cuando tuvo todo listo, se fue a la florería. Al estar frente a la puerta de la florería, dio un largo suspiro, y luego, golpeó la puerta. Al hacerlo, escuchó la voz de Popuri, diciéndole que pasara. Jack entró. Dentro de la florería, solo estaba Popuri.

 

-Qué bueno que viniste, pasa. –Dijo Popuri, entrando en una puerta, que dirigía a la sala de estar de la casa. Jack sintió un poco de vergüenza al entrar en la casa de una chica. La casa de Popuri le pareció muy grande, pues su casa era bastante pequeña en comparación. Mientras Jack buscaba donde dejar su ropa, Popuri fue a su habitación, a ordenar su ropero. Para no interrumpirla preguntándole donde dejar su ropa, se dio un paseo por la casa. Cuando terminó de curiosear, Popuri le preguntó si le apetecía tomar algo de té. Jack aceptó encantado. Ella, al ver que él aún cargaba su ropa, le ofreció dejar su ropa en el dormitorio. Feliz por la buena atención que le daba Popuri, fue a dejar su ropa a la habitación. Como lo único que tenía que hacer era esperar a que ella terminara el té, decidió tomarse su tiempo aspirando el exquisito aroma de la habitación. En lo personal, le encantaba ese aroma, pues era el mismo que siempre llevaba Popuri, y le encantaba.

 

-¡El té ya está servido! –Dijo  Popuri, con una voz muy dulce. Apenas puso las tazas de té en la mesa, Jack se sentó. Emocionado por probar un té hecho por ella, Jack levantó la taza, y bebió un poco de té. Lamentablemente, el té no le había quedado muy bueno, pues parecía una simple taza con agua caliente. Para no hacerla sentir mal, se ahorró sus comentarios. Para cuando terminaron de tomar té, ya había oscurecido completamente, y a ambos les había dado sueño. Los dos fueron al dormitorio de Popuri, para recoger sus pijamas. Cuando Jack encontró el suyo entre toda su ropa, Popuri le dijo:

 

-¿Puedes salir un momento?

-¿Por qué?

-Porque me cambiaré de ropa.

-Está bien. –Dice él, y se va de la habitación.

-No entras. –Dijo, cerrando la puerta.

 

Mientras esperaba, también se cambió de ropa. Trató de hacerlo rápido para que Popuri no saliera mientras se cambiaba. Para cuando ambos habían terminado, Popuri abrió la puerta. Jack entró, y se dirigió hacia la cama de Popuri. Estaba a punto de acostarse, cuando ella, repentinamente, le dice:

 

-¿¡Qué estás haciendo?!

-Me voy a acostar.

-¿Y por qué lo harás en mi cama? ¿Quieres que yo duerma en el sofá?

-No, se supone que tú duermes aquí.

-Y si lo sabes, ¿Por qué te acuestas en mi cama?

-¿No dormiremos los dos aquí?

-¡¿Cómo se te puede llegar a ocurrir que dormiremos los dos juntos!? –Grita Popuri, ruborizada.

-Eso me pediste tú, ¿No? Dijiste que querías que…

-¡Yo no me refería a la misma casa, no a la misma cama, idiota! –Dice, sonrojada y enojada. -¡Ahora vete al sofá!

-¿Al sofá?

-Los invitados duermen en el sofá.

-¡¿Eh?!

-¡Vete al sofá! –Dice enojada, echándolo de su habitación con una patada, con la cual fue empujado, deteniéndose justo en el sofá. Como ella había cerrado su habitación con llave, no tuvo otra opción que dormir en el sofá.

 

Al día siguiente, se despertó temprano. La casa estaba my silenciosa, pensó que quizás, Popuri había salido, y para estar seguro, fue a abrir la puerta de su habitación. Aún estaba con llave, por lo tanto, seguía dormida. Después de aquel fracasado intento por abrir la puerta, recordó que tenía que prepararle el desayuno a Popuri, así que fue a prepararlo a la cocina. Decidió preparar té y tostadas. Mientras tostaba el pan cuidadosamente, Popuri salió de su habitación, bostezando, y con su pelo despeinado. Jack, la quedó mirando, por alguna razón, le llamaba mucho la atención verla así, quizás porque parecía una niña pequeña. No dejó de mirarla hasta que entró al baño. Tan había estad mirándola, que no se dio cuenta de que las tostadas se le estaban quemando. Por suerte, las sacó a tiempo. Para cuando Popuri salió del baño, él ya tenía listo el desayuno. Cuando ella vio el desayuno, quedó sorprendida, había pensado que Jack prepararía un desayuno muy pobre, pero por el contrario, le había quedado muy bien. Luego de darle las gracias por hacer el desayuno, empezaron a comer.

Cuando terminaron de comer, Popuri estaba muy contenta, pues le había encantado el desayuno que preparó Jack.

 

-Jack, tu desayuno estaba delicioso, gracias por esforzarte en hacerlo bien, yo pensé que con este favor estarías tan enojado, que no le pondrías empeño.

-Traté de hacerlo lo mejor que pude porque no me gusta verte enojada.

-¿En verdad? –Pregunta, sonrojándose y mirando hacia abajo.

-Sí. Yo… solo… solo quiero que seas feliz.

-¿Yo? Qui… ¿Quiere eso? –Dice, muy nerviosa, y con su cara completamente roja. Jack también lo estaba un poco, pero no tanto como lo estaba ella.

-Popuri, ¿Puedo preguntarte algo? –Dijo, y Popuri se desespera.

-¡¿Ah?! Hum… depende de que sea…

-¿Qué semillas se plantan en verano?

-Ah… era eso… -Dijo, calmándose. –Pues, puedes plantar tomate, maíz…

-¿Me ayudarías a plantar tomates?

-¡Sí, me encantaría! –Dice, muy emocionada.

 

Ambos se levantaron, fueron a la habitación de Popuri y del ropero, sacó cada uno su ropa. Jack organizo todas sus prendas en la cama, en cambio, ella fue a cerrar la puerta de la habitación con llave. Jack no entendía por qué lo había hecho. Luego de hacerlo, Popuri, mirando hacia la puerta, se quitó su pijama, quedando desnuda. Luego, empezó a ponerse su ropa interior, hasta vestirse completamente. Jack, se había quedado pasmado viéndola, estaba completamente confundido. Sentía como le salía aire caliente por la nariz. Cuando terminó de vestirse, se volteó. Apenas vio a Jack, con su cara completamente roja y con su boca abierta, dio un grito enorme, que se seguramente se escuchó a varios kilómetros de distancia.

 

-¡¿Se puede saber por qué estás aquí?!

-¡¿Qué por qué? ¡Ambos vinimos a buscar nuestra ropa, y mientras yo la ordenaba arriba de tu cama, tú cerraste con llave, no puedo creer que no notaras que estaba aquí!

-Bueno, es fue culpa mía, ¡Pero al menos hubieras mirado hacia otro lado mientras yo me vestía!

-Bueno, yo… ¡Eso hice!

-¡Eres un mentiroso, cuando volteé estabas todavía mirándome!

-¡¡No, espera, en verdad no te vi!!

-¡¡¡PERVERTIDO!!! –Grita Popuri, dándole bofetadas como loca al pobre de Jack. -¡No sé ni para qué te pedí que vinieras! – Dijo, sin dejar de bofetearlo.

 

Cuando por fin se le cansó el brazo de tantas bofetadas, ella dejó a Jack en paz.

 

-Agradece que mi brazo se cansó, si no fuera por eso, seguiría. –Dijo ella, respirando fuerte por el cansancio. –Ahora sal vístete, y sal de la casa. –Dijo en un tono serio, dejando a Jack solo en la habitación. Cuando terminó de vestirse, salió de casa de Popuri, y sin ni si quiera despedirse de ella, se fue a su granja, con sus dos mejillas rojas, por las bofetadas. Al estar a la mitad del camino, notó que Popuri se estaba acercando, y traía una bolsita roja. Cuando llegó a su lado, caminó junto a él.

 

-¿Qué es eso que traes?

-Semillas de tomates.

-¿Me vas a ayudar a plantar?

-En realidad… sí.

-No te entiendo, acabas de agarrarme a bofetadas, ¿Y ahora me vas a ayudar a plantar?

-Yo… no puedo enojarme contigo, Jack… tu me…

-¡Cuidado! –Dice Jack rápidamente, pues Popuri iba tan concentrada en lo que decía, que no se había dado cuenta de que estaba a punto caer en un gran agujero excavado en la tierra.

-Gracias por avisarme, me salvaste de una buena caída.

-De nada. Por cierto, ¿Qué me ibas a decir?

-Ah… no, nada, olvídalo.

 

Cuando llegaron a la granja, Popuri le dio las semillas. Jack plantó tan bien que ella no tuvo que corregirlo en nada.

 

-¡Te felicito, lo hiciste muy bien!

-Gracias, fue porque aprendí de la mejor florista. –Dijo, sonrojándose.

-¿De… mi? Jack… gracias. Yo creo que tu también…

-¡Jack, al fin te encontré! –Dijo una voz de repente, que a Jack se le hacía familiar. Desde la entrada de la granja, aparece una chica con un delantal, que traía un paquete pequeño. La chica fue corriendo hacia Jack, y mientras se acercaba, él recordó que aquella chica era Elli.

 

-Jack, te estuve buscando durante toda la mañana.

-Es que… durante la mañana no estuve aquí.

-Te traje algo para agradecerte que me hayas salvado el otro día.

 

Cuando Elli dijo esto, Popuri, con la cabeza hacia abajo, se dijo silenciosamente hacia ella misma, “¿De qué la habrá salvado? Espero que ella no sea su…”

 

-¿Salvarte? Solo te llevé a tu casa, no creo que sea para tanto.

-Pero… de no ser por ti, me hubiera quedado allí toda la noche, así que acepta esto, por favor. –Dice Elli, dándole el paquete a Jack.

-Gracias.

-Hum… sigo pensando que lo que te he dado no es suficiente.

-¿Suficiente para qué?

-Para compensar tú ayuda. Espero que lo que te de ahora no te moleste.

-No te preocupes, con esto es suficiente. –Dijo Jack, y justo cuando termina de decir esto, Elli lo besa en la mejilla. Jack sintió que una ola de calor le recorría todo el cuerpo. Elli, después de besarlo, se despidió, y se fue. Popuri, en cambio, estaba a punto de estallar de celos.

 

-Bueno, me voy, adiós. –Dijo, furiosa.

-¿Eh? ¿Por qué te vas?

-No me pusiste atención a lo que te iba a decir, además, ya terminaste de plantar, no necesitas que esté más aquí.

-Pero no fue culpa mía, Elli llegó de repente y…

-Pudiste haberle dicho que esperara. –Dijo ella, y se va caminando.

-¡Espera, dime lo que me ibas a decir!

-No, ya no quiero. Adiós. –Dijo, y esta vez, si se va.

 

Cuando Jack la perdió de vista, se le ocurrió que quizás, ella estaba celosa. Como había quedado solo, no tenía nada que hacer, así que se puso a trabajar.

 

Mientras estaba pescando en el río como siempre lo hacía, Popuri entró en el bosque, se pasó por detrás de él, y sin mencionar nada, agarró su jardinera, tiró de ella, y sin soltarlo, se fue caminando a su casa. Como ella había tirado de su jardinera sin avisar nada, Jack se había ido para atrás y se cayó, por lo que Popuri se lo llevó arrastrándolo por el suelo. Cuando llegaron a casa de Popuri, ella lo soltó, abrió la puerta, y le dijo a Jack que entrara.

 

-¿Olvidaste cuál era mi favor?

-No, yo sé perfectamente que es prepararte las comidas.

-No creo que lo recuerdes tan bien, aún no me has dado mi almuerzo.

-¿Almuerzas tan temprano?

-Bueno, ese es mi horario.

-Ah, pues, yo no lo sabía, por lo tanto no tienes porque enojarte, así que pide perdón.

-¿Qué? ¡Tú deberías hacerlo!

-Ah… ¿Por qué estas de mal humor?

-Porque no he almorzado, y estoy hambrienta.

-¿Solo por eso? Yo creo que estas enojada por otra cosa.

-¿Y qué cosa es, según tú?

-Yo creo que estas ce – lo – sa, por lo de antes.

-¡¿Ah?! –Dijo ella, sonrojándose. -¡¿Cómo puedes pensar que estoy celosa porque Elli te besó?!

-¡Lo sabía! Yo no te mencioné nada sobre Elli.

 

Popuri estaba tan avergonzada y molesta, que le dio una muy fuerte patada a Jack en el estómago. A Jack le dolió tanto, que se tiró al suelo a acurrujarse. Sintió que todo el aire se le había ido con esa patada. Cuando el estómago le dejó de doler lo suficiente como para que pudiera levantarse, empezó a cocinar fideos con carne. Como Popuri tenía muchísima hambre, trató de preparar los fideos lo más rápido posible. Cuando al fin terminó, dejó dos platos con fideos en la mesa. Popuri se sentó y probó los fideos silenciosamente.

 

-¿Con que hiciste la salsa?

-Con tomate, sal, y…

-Te quedó muy salada, no quiero comer, ve a cocinar otra vez.

-Cómetelos.

-Están salados.

-Pues eso no me importa, no pienso cocinar de nuevo.

-Si no me preparas otro plato menos salado, le diré a Karen que…

-¿Sabes una cosa? –Dijo Jack, levantándose. –Ya me tienes arto con tus favorcitos de porquería, a sufrir contigo, prefiero saber que hará Karen conmigo, ¡Porque te saliste del límite, vieja mandona!

-¡¿Qué es lo que me acabas de decir?!

-¡Vie – ja – man – do – na!

-Bien, si crees que soy tan mandona, puedes dejar de cumplir mis favores, pero luego no te quejes de lo que te haga Karen, ¿Sí? Porque ahora mismo voy a decirle lo que le hiciste.

-¡Haz lo que quieras! –Dice él, y se va de la casa de Popuri. Estando ya afuera, fue camino al río, para seguir pescando. Mientras iba caminando, decidió que sería mejor no ir, ya que estaba tan enojado que no tenía ganas de pescar en ese momento. Como no tenía nada más que hacer, decidió ir de nuevo a casa de Popuri, y ver si es que en verdad había ido a casa de Karen. Cuando llegó, espió por la ventana de su casa. Ella si estaba dentro, estaba cocinando. Él, al verla, se sintió un poco culpable, sin embargo, no lo suficiente como para entrar y decirle algo.

 

Desde aquel día de la discusión, Popuri y Jack no se hablaron. Pasaron tres largos días sin que uno le dirigiera la palabra al otro. En el mismo día en que Lyla volvió a la florería, un señor llamado Zack, fue a la casa de Jack para decirle que en dos días más sería el festival de las flores, y también, que en la plaza de festivales, podía vitar por alguna chica que fuera candidata para el festival. La ganadora, sería coronada como “La reina de las flores” durante el festival.  Interesado por votar por alguien, fue a la plaza. Al llegar, observó que al oeste de la plaza, había una mesa, la cual encima tenía una cajita para las votaciones, un montón de papeles para votar, y un letrero que mostraba cuales eran las candidatas. Había varias chicas que querían ocupar el puesto, la mayoría de estas él no las conocía, pero de todas, las que si conocía, eran Popuri, Elli y Karen. Iba a votar por Popuri, pero estaba tan enojado con ella aún, que se arrepintió. Solo le quedaba votar por Elli o Karen. Esta decisión le fue muy sencilla, prefería mucho más a Ello que a Karen, puesto que ya la conocía más, y para él, era más atractiva. Por lo tanto, su voto fue para Elli.

Cuando llegó el día del festival, Jack trató de terminar sus labores lo más rápido posible, para no dejar ningún trabajo al término del festival, y para poder llegar a tiempo. Al terminar de hacer todo, fue corriendo a la plaza. Afortunadamente, llegó a buena hora, púes el festival acababa de comenzar. Jack estaba impaciente por saber quién sería la ganadora. Mientras esperaba dándose una vuelta por el festival, se dio cuenta de que Elli estaba sentada sola y triste en una banca. Preocupado, fue hacia ella.

 

-Hola Elli, ¿Te ocurre algo?

-Hum… no, estoy bien, gracias.

-¿En verdad? Yo te veo triste.

-Bueno, sí, lo estoy un poco, lo que pasa es que este año quería ser yo la ganadora.

-O sea que, ¿La ganadora ya no serás tú?

-No, pero, tampoco se quien será.

 

Para Jack, si la ganadora no sería Elli, no le importaba quien más podría ser. Por esto, se fue a un balcón que estaba apartado de toda la gente, a pensar. Mientras estaba allí, escuchó que el alcalde estaba anunciando a la ganadora. Luego de ser anunciada, escuchó a muchas voces que comentaban lo bella que se veía la ganadora. Sin embargo, nada de esto motivo a Jack para que se volteara y viera a la ganadora. Cuando todos guardaron silencio, el alcalde anunció que la ganadora podía escoger a algún chico para ser su pareja de baile del festival. Luego del anuncio, hoyó como todos pedían y rogaban que aquella ganadora fuera pareja suya. Pero no se oía ninguna palabra de parte de alguna chica, por lo tanto, aún no elegía a alguien. Después de varias peticiones rechazadas, hubo silencio. Esto le pareció raro, pues la ganadora aún no elegía una pareja, y todos se habían callado. De repente, siente que alguien estaba detrás de él. Sin saber de quién se trataba, se volteó para ver quién era. Le costó distinguir un poco a aquella persona, pero al final, pudo reconocerla. Era Popuri, y estaba casi irreconosible, pues llevaba un traje que la hacía ver distinta, la hacía ver mucho más guapa que antes. Estaba usando una falda echa de pétalos de rosas, con unos brazaletes hechos con margaritas, un sostén hecho con flores y una linda corona de rosas.

 

-Hum… yo… sé que no merezco hacerlo, pero… ¿Te gustaría ser mi pareja de baile? –Dijo Popuri, un poco triste y a la vez avergonzada.

-Este… no lo sé.

-Te entiendo, tú no querrías bailar nunca con una chica tan mandona como yo.

-¿Sabes? Tienes razón, yo jamás lo haría, pero…

-¿Pero qué?

-Tú no eres realmente así, yo mismo fui el que hizo que te enojaras todas las veces, y nunca me di cuenta de eso. Además, si estas así vestida, no te puedo rechazar, te ves… te ves muy bien. –Dijo Jack, sonrojándose.

-…dime… ¿Te parezco linda? –Preguntó ella, también sonrojándose.

-…tu… siempre has sido linda… pero ahora e ves mejor que nunca. –Dijo, poniéndose totalmente rojo.

-Gracias, Jack.

 

Apenas empezó a sonar la música, ellos empezaron a bailar. Aquella música era lenta y romántica.

 

-Pero… tengo un problema. –Dijo él.

-¿Cuál?

-Yo nunca he bailado.

-No importa, solo haz lo que yo.

-Bien, espero que tengas razón.

 

Con ese consejo, ambos pudieron bailar bien. Por suerte, Jack no la pisó durante el baile. Al terminar la música, él le preguntó a Popuri:

 

-¿Puedo preguntarte algo? Pero… promete que no te enfadarás conmigo.

-Hum… está bien, pero que no sea una estupidez.

-¿En verdad te pusiste celosa cuando me besó Elli?

-Te dije que cosas estúpidas no. –Respondió ella, molesta.

-Dímelo, por favor, no creo que decirme te cueste la vida.

-… -Popuri piensa un momento, luego, se sonroja, y mira hacia abajo. –Soy una chica… es normal que me ponga celosa si besan a mi mejor amigo…

-Ahora que lo pienso… discúlpame por obligarte a decírmelo, seguro te costó confesarlo. También… gracias por decirme que para ti soy tu mejor amigo. –Dijo, y luego, la besa en la mejilla. Popuri se sobresalta, y luego, todo su cuerpo se torna de color rojo, y Jack, al verla así, se ríe. Aquel festival fue inolvidable para ambos.

 
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